Me gustan tus bembas de negra, lo blanco de tu piel, y esas ojeras de panda que te hacen parecer un personaje de cuento. Me gusta tu lunar en la frente y esas nalgas flacas que se escurren de tu espalda. Me gusta tu pelo, tu panzota y los dedos largos de tus pies. Me gustan tus tatuajes, tus manos y, sobre todo, me gustan tus tetas.

Me gusta todo lo tuyo, incluso lo que no debería gustar. Me gusta cómo hablas, cómo cagas, cómo cocinas, cómo te ríes. Me gusta que estés viva de milagro, porque tu torpeza le da sentido a este caos.

Y si alguien me pidiera decir quién eres en una palabra, diría sin dudarlo: “todo”.

Eres la ausencia de nada, la belleza en su grado más puro, el goce en su estado natural, la oscuridad más cálida y acogedora. Eres plenitud, presencia y sentido. Eres el sueño de cualquiera y la realidad que yo deseo.

Eres ese pedacito de tierra en medio del mar, ese que da vida a los que están perdidos en medio de una tormenta.

Eres fuego que me quema sin tocarte.

Eres la loca de los dinosaurios, la amante del vino y las bebidas.

Eres la niña más linda del salón y, sobre todo, eres lo que más anhelo yo